A veces ni siquiera dan tiempo de sacar fotos, de registrar su existencia, de guardar testimonio. Un cerco, unas pocas horas y las borran del paisaje del que formaron parte por décadas. Son casonas, de frentes símil piedra, bajas, de puertas de hierro y una medida decoración. Caen de a decenas, de a cientos. Desaparecen a golpes. En este caso en calle Dorrego al 100, frente al teatro municipal de Bahía Blanca.
La mirada recorre las calles como
páginas escritas: la ciudad dice todo lo que debes pensar, te hace repetir su discurso,
y mientras crees que visitas Tamara, no haces sino registrar los nombres con los
cuales se define a sí misma y a todas sus partes. Italo Calvino de Las Ciudades Invisibles.
1 de agosto de 2018
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