Ocho días. Ese fue el tiempo que demoraron "manos anónimas" en realizar su primer acto vandálico contra la figura de Carlos Gardel colocada el pasado 24 de junio en la primera cuadra de calle O'Higgins. No fue un graffiti ni un golpe: le sacaron su sombrero. En un día de frío polar, la cabeza del Morocho quedó expuesta a la curiosidad de los paseantes. A despecho de lo ocurrido, el Zorzal mantuvo su sonrisa intacta, y ni siquiera se molestó en abandonar su distendido cuerpo para seguir disfrutando del paso de los bahienses.
Una semana después el Morocho recuperó su sombrero. |
2 comentarios:
......después de todo, si el artista materializó el sombrero de quita y pon, solo estos chicos verificaron tal postura.....de onda....sin apología....
Ahora también una oreja. No hay que tener nada. Esta ciudad tendría que ser un playón de cemento. Margaritas a los chanchos (con el perdón de este noble animalito)
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