El atractivo edificio de Avenida Colón y Estomba. A la izquierda asoma el flamante servicio del tramway eléctrico, administrado por la empresa del Buenos Aires al Pacífico.
La imagen que acompaña este comentario data de 1911 y muestra uno de los primeros edificios importantes para la arquitectura de una ciudad que comenzaba a consolidar su importancia en nuestro país. Se trata de la actual sede de la Aduana Nacional, construida en 1904 para servir como edificio propio del Banco de la Nación Argentina. A pesar de su amplitud, el movimiento de la entidad derivó en que pronto el lugar resultara insuficiente, por lo cual el banco decidió erigir otro edificio en la esquina de Moreno y Estomba, inaugurado en 1921 y que ocupa hasta nuestros días.
El primer inmueble fue diseñado por el arquitecto Alejandro Christophersen, uno de los principales arquitectos de Buenos Aires en las tres primeras décadas del siglo XX.
Noruego, nacido accidentalmente en Madrid en 1866, en donde su padre se desempeñaba como diplomático ante la Corte de España, fue autor de múltiples y reconocibles obras de esa ciudad, entre ellas la actual Cancillería, por entonces Palacio Paz Anchorena. Su autoría, al día de hoy, se reconoce como valor agregado en el mercado inmobiliario, bastando señalar que un edificio es diseño de Christophersen para establecer un índice de calidad difícilmente superable.
Christophersen también brilló en la vida social y artística de Buenos Aires, ya que entre sus aficiones se contaba la pintura, destacándose en el retrato y en la acuarela. Fue un gran señor de su época, de noble porte, cultura y llamativa distinción personal. Falleció en Buenos Aires, en 1946.
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