La sala en la década del 60
"La bombonerita", el día inaugural, 1929
Vista actual del edificio. Mitre 225
Detalle de la marquesina de hierro y vidrioEn 1929 la Sociedad Italia Unita inauguró su monumental sede social en la esquina de Mitre y Rodríguez, edificio diseñado por el ingeniero
Adalberto Pagano (dato gentileza Luciano), el cual incluyó la construcción de un atractivo teatro al que, luego de una compulsa entre los asociados, se bautizó con del músico Gioacchino Rossini. Rossini compitió con otros dos candidatos, Bellini y Puccini, habiendo sido excluido el nombre de Verdi ya que por entonces otra sala de la ciudad tenía esa denominación (el Politeama Verdi, de calle Alsina 129). Fue construido, de acuerdo a crónicas de la época, "con derroche de buen gusto y de acuerdo a las exigencias de los teatros modernos". Una curiosidad de la sala es que su piso era "movible", lo cual permitía, con un mecanismo muy simple, "uniformarlo" en caso de querer destinar la sala para fiestas danzantes. El día de su inauguración, en agosto de 1929, se dijo que la sala era una verdadera "bombonerita", sin pretensiones de lujo, pero con una excelente acústica. Con un escenario acaso un tanto estrecho para la obra, se inauguró, al igual que había ocurrido con los teatros Municipal (en 1911) y Colón (luego Don Bosco, en 1909), con la ópera Aída, de Giuseppe Verdi. El lugar completó aquella noche su capacidad de 800 asientos, divididas en 305 plateas Pullman, 29 palcos, 260 butacas de tertulia y 120 paraísos. Además de servir como sala teatral, estaba equipada para proyecciones cinematográficas, con una máquina Gaumond. Ese destino de cine se reforzó en la década del 50, cuando la sala pasó a manos de la empresa Scheines, quien renovó sus equipos y le colocó una pantalla gigante. Una cartelera de 1957 hacía compartir su programación con los cines Ocean, Palacio del Cine, Gloria, Odeón, Astral, Grand Splendid, Bahía y Unión.
Respecto a su arquitectura, si bien el edificio fue construido junto con la sede social de la esquina, tiene la singularidad de tener su fachada curva, además de haber incorporado en su frente una atractiva marquesina de hierro y vidrio.
El Cine Teatro Rossini no fue ajeno a los vaivenes de las salas locales y cerró sus puertas en varias oportunidades, aunque siempre volvía a abrirlas. Su última "reapertura" data de 1979. En la década del 90 fueron, finalmente, desmanteladas sus butacas y convertido en confitería bailable. Con algunas variantes, sigue sirviendo para ese destino, con el particular nombre de "Rossini Paradiso".
PD.: De muchas películas que pude ver en el Rossini, recuerdo en especial un film que, en su época, fue maravillosa:
Melody (1972).