19 de febrero de 2009
Un edificio que era una maravilla
Zelarrayán y Rodríguez, las siete maravillas en la fachada.
Vista actual del lugar
las cicatrices de la pared, vuelven a mostrarse...una y otra vez
En 1970 estaba terminado este particular edificio de la esquina de Rodríguez y Zelarrayán, construído por voluntad de quien ocupaba la planta baja con un negocio de electrodomésticos, la firma de Alberto J. Trellini. Organizado en planta baja y siete pisos, el propio Trellini decidió dar un regalo a la ciudad decorando la fachada con figuras realizadas en cobre por el artista Fortunato Jorge, recreando cada una de las denominadas Siete Maravillas de la Antiguedad, por caso el Coloso de Rodas, las Pirámides de Egipto y los Jardines colgantes de Babilonia. Con el paso del tiempo, el metal expuesto al riguroso clima bahiense comenzó a dilatar y estó fue aflojando los tornillos que fijaban cada figura al muro, hasta que el consorcio decidió, por una cuestión de seguridad, retirar todas las figuras. En una situación jamás aclarada, las obras fueron vendidas en algún momento, en una operación que no está asentada en los libros del consorcio y que incluso generó un posterior juicio del autor a los propietarios por una ley que supuestamente ampara sus derechos como autor.
Nada se supo del asunto ni siquiera en tribunales.
Lo cierto es que las Maravillas ya no existen y que a pesar de que varias veces el edificio ha sido pintado y las "marcas" de los tarugos debidamente tapadas, siempre vuelven a aparecer esas "cicatrices", en el lugar exacto de donde estaban fijadas cada una de las imagenes. Reflexiones, dos: 1) una pena que en lugar de retirar las placas no se hubiera pensado otro sistema de fijación y 2) A cuánto cotizaría el kilo de cobre en aquellos días de la venta?.
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