La ciudad sigue su ritmo, el progreso busca sus mejores escenarios y va borrando la conocida geografía urbana para dar lugar a una nueva, propio de estos tiempos, respondiendo a otras inquietudes. La ciudad se borra de noche, como si todos durmieran. Solo el ojo avispado de quien percibe esos cambios es capaz de identificar el hecho. De señalarlo antes de que ya nadie pueda contar que era, como era, quien era. En pocos días será el turno de esta casa de calle Chiclana al 400, de altos, con más de 90 años de existencia. "Demolición total", anticipa el cartel de obra. La esquina con Las Heras ya ha resignado, hace 50 años, el edificio del banco El Hogar Obrero, con su modesta cúpula de esquina, para dar lugar a una obra de líneas modernas del desaparecido BANADE (Banco Nacional de Desarrollo), diseñado por el arquitecto Mario Roberto Alvarez.
Son casas que se van, sin que nadie escriba su historia, a las que apenas algunos alcanzan a despedir. (Gracias Arq. Laura Villalobos por tener esa mirada).
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La histórica esquina con la sede del banco Hogar Obrero, demolida a principios de los 70.
La foto permite ver a la casona a demoler en plena construcción, 1921 |
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Vista actual. La casona a demoler junto a la obra de Mario Roberto Alvarez. |
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"Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por casualidad se llamaba Maurilia como ésta".
Italo Calvino, de Las Ciudades Invisibles
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