No es simple identificar de que se trata. Porque la obra de recuperación y reposición del abrevadero de avenida Cerri y Brandsen, en Bahía Blanca, realizado una década atrás, se hizo generando una curiosa fuente, ubicando el plato metálico, provista por los ingleses propietarios del ferrocarril para que los caballos pudieran tomar agua, sobre un pedestal de planta circular, pintado de amarillo, y con una bomba que recicla el agua que fluye de la misma. Luego: se hace difícil para quien no tuvo oportunidad de ver el emplazamiento original de la pieza entender que es, como funcionaba, su escala y hasta algunos detalles atractivos como sus patas similares a la de los equinos. Pero no solo eso. La gente se acostumbró a estacionar en el lugar y utilizar el agua para lavar sus autos, sobre todo los remiseros y taxistas. ¿El resultado? Una nueva cartelería prohibiendo estacionar y prohibiendo lavar los autos, lo cual dificulta cada vez más "leer" la obra que se pretende evocar. Es, en parte, una buena intención acaso no resuelta de la mejor manera.
El Abrevadero en su ubicación original, simple de entender |