11 de julio de 2010

Barcos Urbanos

La idea de tomar a los barcos como modelo por excelencia de diseño la manifestó Le Corbusier en varios de sus escritos, fascinado por esa obra utilitaria, sincera, cuya forma surge exclusivamente de su función.

La cabina de este barco ilustra el modelo adoptado para los kioscos bahienses.

Los camarotes, las ventanas, las cabinas de manejo. Pero fueron los arquitectos del art déco quienes mejor tomaron esa inspiración marina al plantear imponentes edificios en esquina inspirados en los fabulosos trasatlánticos que en la década del 30 maravillaban al mundo. Una mínima introducción para compartir una de las maravillas que cuenta Bahía Blanca, como parte de un singular y acotado equipamiento urbano. Se trata de los denominados "kioscos barco", que se distribuyen por distintos puntos de la ciudad. Fueron diseñados en 1939 desde la Dirección de Obras Públicas municipal, como unos "pequeños establecimientos callejeros" destinados a reemplazar a otros kioscos que la comuna había colocado a principios del siglo, unos atractivos kioscos de chapa que se habían vuelto "antiestéticos armatostes".


Kiosco en la avenida Colón y Chiclana, el que se propuso demoler.

Así fue que el art déco fue el estilo elegido, y las cabinas de los pequeños buques de pesca o usos menores se convirtieron en el modelo elegido para dar forma a estos kioscos. Ignorados por muchos, en 1992 el municipio los incluyó en el inventario del patrimonio arquitectónico y urbano bahiense. Unos años después "salieron del anonimato" cuando el arquitecto Jorge Gazzaneo, que dirigió los trabajos de puesta en valor del ex banco Español del Río de La Plata en Bahía Blanca (actual sede de la Bolsa de Coemrcio local), sugirió demoler el ubicado en la vereda de ese edificio para favorecer las visuales al inmueble. Se generó entonces un debate para evitar esa demolición y así los kioscos barcos volvieron a la escena.


El ubicado en la plaza de Villa Mitre, con los colores característico del club barrial.

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La construcción: el art déco se evidencia en las líneas del diseño, en las formas de las ventanas y en la cubierta plana. La obra completa está realizada en hormigón armado y fue ejecutada por la empresa de Juan Taverna, que cotizó cada kiosco en 1.249 pesos de la época. Fueron terminados luego de seis meses de trabajo y se distribuyeron en Colón y Vieytes, dos en la plaza Rivadavia (uno demolido), uno en la vereda del bacno Español, uno en la plaza de Villa Mitre, uno en la avenida Cerri (en el acceso a la estación de trenes), uno en la plaza 9 de Julio (actual plaza Brown), uno en Ingeniero White (demolido) y uno en Punta Alta (demolido).

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En la actualidad solo dos de esas obras están desocupadas (plaza Brown y Estación Sud), mientras que las restantes funcionan con su destino original (kioscos), a excepción de uno que está destinado a la venta de tarjetas de boletos para el transporte urbano de pasajeros.
Son parte de un bien patrimonial, un particular equipamiento edilicio que enriquece sin dudas la ciudad y merece la debida atención en cuanto a su cuidado, preservación y mantenimiento. No son además elementos individuales, sino que su valor se potencia al asumirlo como un conjunto.

El kiosco de Alsina y San Martín, uno de los dos construidos en la plaza Rivadavia que fue demolido.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Deberíamos RESOLVER la convivencia con los armatostes de chapa y diversos aderezos para PONERLOS EN VALOR....

Anónimo dijo...

En que año se construyeron estos kioscos?

Mario Minervino dijo...

Se construyeron en 1938.

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