30 de abril de 2010
Puesta en valor de la Catedral
La figura de la Virgen colocada en 1930 emerge entre los andamios y la media sombra.
Comenzaron en Bahía Blanca los trabajos de puesta en valor de la fachada de la Catedral Nuestra Señpra de la Merced, financiados con fondos provenientes de la Nación.
Se trata de un tratamiento de la fachada mediante hidrolavado, detección y reparación de fisuras y rajaduras, reparación de revoques exteriores y de las cargas del techo, reparación de cañería eléctrica externa. Una vez realizados los trabajos se aplicará un revestimiento plástico. En una segunda etapa se efectuará la recomposición de molduras en el interior del tempo, construcción de contrapisos y solados nuevos de mosaico granítico, guardas de granito negro, mármol de Carrara en piso, escalones y revestimiento, vereda y escalinata de acceso en pórfido patagónico. Restauración de aberturas de madera, de asientos en el altar, bancos del público; aberturas metálicas; pintura en paredes y cielorrasos, construcción de la cripta donde se encuentran inhumados los obispos, restauración en la torre del campanario e instalación eléctrica en iluminación de fachada.
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La fachada a principios del siglo XX
La iglesia catedral de Bahía Blanca fue creada en 1834, seis años después de la fundación de la ciudad, por decisión del entonces Comandante de Fronteras, don Juan Manuel de Rosas. Fue dedicada a Nuestra Señora de la Merced, patrona de los cristianos cautivos. El edificio actual fue el tercero en su existencia, habilitado en 1900 y diseñada su fachada tal cual la conocemos en 1930.
23 de abril de 2010
Obras del Centenario
El dibujo de Saurí, arquitecto que diseñó en nuestra ciudad la Casa del Angel (Brown y Anchorena)
En abril de 1910 Bahía Blanca se preparaba para celebrar el Centenario de la Revolución de Mayo y hubo quienes hicieron su propia propuesta con la idea de adherir a tan significativa fecha. El arquitecto catalán Joaquín Saurí fue uno de esas personas. Su propuesta consistió en construir una fuente "en forma de cúpula", con un par de fuentes externas y un sistema para recolectar el agua en una cisterna y destinarla al riego.
Como ornamento, dos estatuas de mujeres, dos sencillas escalinatas y un "friso elegante". El lugar sugerido para su colocación era la plaza Rivadavia, recostado sobre la avenida Colón, donde hoy se ubica la Fuente de los Ingleses (1928). La obra sería de mármol blanco y amarillo y la cúpula de cobre bruñido. El proyecto no pasó de dibujo. Fue uno de los varios proyectos ideados, en este caso por un hombre nacido en Barcelona, para celebrar los cien años de la denominado Revolución de Mayo.
19 de abril de 2010
Retazos que hacen historia
De aquel inmueble que luego ocupara el diario La Nueva Provincia y más tarde una empresa de talleres gráficos con ese mismo nombre, queda todavía de pie un valioso testimonio edilicio, delimitado por dos pilastras de capiteles corintios. Sn ladrillos que han cruzado tres siglos. Fue parte del centenario, lo será también del bicentenario.
A la derecha, el paño que ha sobrevivido al progreso urbano.
La casona original, vista desde la plaza Rivadavia todavía alambrada.
14 de abril de 2010
El Aleph por Cronopios
Los arquitectos Bostal y Leguizamon desarrollan en calle Caronti al 500 el edificio "El Aleph", cuya construcción está a cargo de la constructora Cronopios SRL. Una curiosa conjunción de nombres que pretende comulgar en buenos terminos entre la literatura y la arquitectura. Aires de Borges y Cortázar que suman sus letras para sobornar el paisaje urbano.
"Los fieles que concurren a la mezquita de Amr, en el Cairo, saben muy bien que el universo está en el interior de una de las columnas de piedra que rodean al patio central...Nadie, claro está, puede verlo, pero quienes acercan el oído a la superficie, declaran percibir, al poco tiempo, su atareado rumor". (De El Aleph, Jorge Luis Borges)
"Empezamos la construcción un domingo por la tarde, después de los ravioles. Aunque nunca nos ha preocupado lo que puedan pensar los vecinos, era evidente que los pocos mirones suponían que íbamos a levantar una o dos piezas para agrandar la casa". (De Historias de Cronopios y de Famas, Julio Cortázar)
11 de abril de 2010
Cien años después
Los bahienses de 1910, luego de inaugurar el monumento a San Martín y colocar la caja de plomo para que generaciones futuras reciban ese legado.
Los herederos de aquel sentido legado de 2010. Entre la foto superior y la inferior un siglo de diferencia, un pestañeo, un respiro vital. También la trascendencia de la continuidad, la justificación de la vida, ser el presente de aquel pasado, el pasado de nuestro futuro.
A pesar del plomo herméticamente cerrado, el paso del tiempo no fue contemplativo con el contenido de la caja y la mayor parte del material se encontró seriamente dañado por la humedad. Estaba intacto (impecable) el acta fundacional, colocada en un tubo de plomo, separado de la caja.
Como en 1910, un grupo de obreros a pura fuerza y con una soga moviendo la pesada caja de plomo.
Uno de los pocos testimonios contenidos por la caja que se mantuvo en regular estado: una guía social de 1910, el año del Centenario.
2 de abril de 2010
Una esquina que se va
Bahía Blanca pisando el siglo XX. La esquina de Sarmiento y Zelarrayán ya formaba parte del paisaje urbano del lugar.
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La casona a demoler no está inventariada en el Patrimonio Arquitectónico, aunque es parte de la historia trascendente de la ciudad. Por un lado, porque desde fines del siglo XIX ocupa esa estratégica esquina. Por otro lado, por que sirvió de sede a decenas de emprendimientos comerciales e institucionales de la ciudad, siendo sede del Correo (a partir de 1914) hasta su mudanza al edificio propio de calle Moreno, y del recordado Banco Regional Sureño, entidad de capitales locales adquirida luego por el grupo Oddone.
La esquina a punto de despedirse.
Los detalles art déco se recortan contra un interior que ya tiene el cielo como límite.
La firma en el orillo: Cabré-Mayer en la restauración de 1931.
Art déco en todo su esplendor. La casa al detalle.
Pero sin dudas unas de las cuestiones más llamativas de la obra es la de haber sido uno de los primeros edificios de la ciudad en ser "restaurados". La intervención fue realizada en 1931 para su ocupante, la firma Méndez Hermanos, dedicada a la venta de materiales agrícolas y de construcción, por el estudio Mayer-Cabré, que adecuó la fachada al estilo art déco, de boga por esos años. De allí la posibilidad de admirar sus frisos decorados con esa estética, sus balcones y también detalles propios de este diseño que hizo de la geometría el eje de su realización.
La ciudad que ni recordamos
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