21 de abril de 2016

Una fuente en el olvido

La fuente en su estado de plenitud: agua más cielo más verde.
Desconozco la fecha de construcción de esta singular fuente del parque de Mayo (en Bahía Blanca), aunque es claro que es una de las primeras que tuvo el paseo, ubicada incluso dentro del área que ocupó originalmente el "Parque Municipal", antes de lograr superar sus límites tras el fracaso del proyecto de construir a su alrededor el barrio Parque Adornado. Podemos ubicar su ejecución en 1940, cuando el agua era protagonista de su conformación. Casi como un milagro, ignorada por muchos y alejada de los espacios más concurridos, la fuente sigue intacta. Vacía de líquido y abandonada, pero con todo su potencial. Descubrirla no deja de ser una manera de darle una nueva oportunidad, de volver a llenarla de vida.

Una vista similar, actual, con la glorieta al fondo de color bordó.
La fuente, abril de 2016. Sola en el olvido.

11 de abril de 2016

Despedida sin el segundo piso

Cae una casona de calle Güemes al 100. Los hierros que asoman en su parte superior dan cuenta de una práctica propia de las casas de principios del siglo XX, cuando se dejaba construidas la parte inferior de los balcones, para una futura planta alta. Era la señal de la esperanza en un progreso, la señal de una ambición: la de tener una casa de altos. Ya no está el piso del balcón, sólo su estructura. Vigas que formarán parte de los materiales que se venderán para pagar los trabajos de demolición. En esta historia no hubo altos. Seguramente otros sueños fueron cumplidos.


4 de abril de 2016

EL ADIOS A UNA PALMERA

En junio de 1939 el diario La Nueva Provincia dio cuenta de la enfermedad de una palmera de la plazoleta Payró --aledaña al teatro Municipal--, la cual fue inclinando poco a poco "su lindo penacho verde, en una graciosa inclinación que se ha ido acentuando como si quisiera rendir pleitesía a las edificaciones modernas que la rodean". La herida fue definida como "un mal incurable" cuyo origen nadie conoce y cuyo remedio "no se puede obtener de por vida".


Lo cierto es que a pesar de haber resignado "su prístina esbeltez" la planta ser logró recuperar y luego de enderezar su tronco continuó su crecimiento con una particular marca de vida. Hasta ahora, en que los profesionales de la Dirección de Paseos del municipio estableció que su caída era inminente, por lo cual se decidió poner fin a su existencia. Sobrevivió a su enfermedad terminal 77 años. Pero como menciona la conocida canción, "todo concluye al fin, nada puede escapar..."

Última imágenes de la palmera, con su particular herida de vida.

La ciudad que ni recordamos

Si bien es habitual pensar que la demolición de viviendas en Bahía Blanca comenzó en la década del 80, la realidad indica que fue a partir...