22 de julio de 2011

Postales de otros tiempos (estacionamiento)


Postal curiosa si las hay. Primera cuadra de calle Alsina, frente a la plaza Rivadavia. A la derecha, primer plano, el banco de Londres y Río de La Plata. Luego la sede del banco de la Provincia de Buenos Aires y el palacio Municipal. ¿Lo curioso?. La cantidad de autos estacionados, en ambas manos de la cuadra, y apenas un coche que se advierte circulando. La toma data de 1930, todavía se circulaba por la mano izquierda.

18 de julio de 2011

Cambio de mano

El 10 de junio de 1945 nuestro país adhirió a una normativa vigente en casi todo el mundo y modificó el sentido de circulación vehicular, pasando a la mano derecha. La seguridad y la comodidad fueron los principales motivos que impulsaron ese cambio, asumiendo que el 85% de la población es diestra, por lo que resulta más cómodo manipular la palanca de cambios y mandos con la mano derecha."Hoy cambio de mano. Conserve su derecha", mencionaba el aviso publicado por la Dirección General de Propaganda del Estado en los diarios bahienses.

Avenida Colón y Chiclana, el inspector dejó la garita para orientar a los conductores ante el cambio de mano. Bahía Blanca, 10 de junio de 1945.

Curiosamente, aquel día los conductores de Bahía Blanca respondieron con "seriedad y aplicación" a la nueva modalidad, al punto que el comisario inspector mencionó que no lo sorprendía teniendo en cuenta "lo disciplinada que era la población de Bahía Blanca con respecto al tránsito". Los que también sacaron provecho de este cambio fueron los comerciantes, que por varios días hicieron sus campañas publicitarias apoyados en este cambio de modalidad.

Un clásico de la ciudad: el Llao Llao en calle Drago
Bodegas Giol, para su famoso vino Toro

El Batacazo
Optica Lux, Chiclana 161

17 de julio de 2011

Los lápices bahienses, las torres de San Gimignano


En septiembre de 1995 la municipalidad de Bahía Blanca inauguró en el paseo lineal de calle Cuyo, la Plazoleta de los Lápices, en memoria de los seis estudiantes secundarios desaparecidos la fatídica "Noche de los Lápices", el 16 de septiembre de 1976, en la ciudad de La Plata. Una de las víctimas del accionar policial fue María Clara Ciocchini --tenía entonces 18 años de edad--, bahiense de nacimiento.

María Clara
En ese espacio se ubicaron seis placas de hormigón armado pintadas de distintos colores, de siete metros de altura cada una, ordenadas formando un círculo de 17 metros de diámetro, cada cual con el nombre de una de las víctimas. El remate de cada placa tiene una forma cóncava, que uno puede relacionar con la manera de sacar punta a un lápiz o, como sugirió el arquitecto Horacio Miglierina --autor del trabajo-- "representa la expresión de una boca en dolor".
El ancho de cada tabique permitiría (cosa que en realidad no se hace) que cada ocasional paseante escribiera sobre su superficie, grafittis manifestando sentires. "No es un sitio pensado para la contemplación, sino para la participación", agregó Miglierina. Tampoco se advierte en el lugar la placa que originalmente identificaba la plazoleta y daba cuenta de su simbolismo.

La Plazoleta de los Lápices, Bahía Blanca, 1995
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Los lápices de Bahía Blanca están inspirados, como diseño, en las torres de Satélite de México, un grupo de tabiques ubicados en la ciudad Satélite, un distrito de carácter residencial fundado en 1957. Se trata de cinco torres diseñadas por el escultor Mathias Goeritz y el arquitecto Luis Barragán, cuyas alturas varían entre 52 y 30 metros. Pensadas originalmente para ser todas pintadas en distintos tonos de naranjas --en contraste con el azul del cielo--, fueron finalmente pintadas en blanco, amarillo y ocre. En 1989 se las repintó en blanco (2), amarillo, azul y rojo. Al momento de su concepción, sus autores explicaron que el conjunto escultórico estaba inspirado en el perfil urbano de San Gimignano, una modesta villa de la campiña toscana.


Torres Satélite, México, 1957
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Ubicada a 60 kilómetros de Florencia, en Italia, San Gimignano es un pequeño poblado fundado en el siglo III a.C. por los Etruscos, que conserva toda la riqueza de su trazado medieval, incluido la muralla que la protegía de los ataques bárbaros. Declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1990, el lugar se destaca por sus 13 antiguas torres --de las 72 que llegó a tener-- las cuales identifican a sus edificios más destacados. Aunque parezca un detalle menor, este conjunto en altura le ha dado fama mundial al lugar y lo ha convertido en una verdadera joya de la historia medieval y del turismo internacional.

San Gimignano, con sus torres en la campiña toscana

11 de julio de 2011

Casas, cosas y casos

Le Corbusier con la maqueta de su obra maestra, 1928
Publicidad de época
 No se trata de una comparación. Apenas un juego, un referencia, un guiño. En la esquina de General Paz y San Martín de Bahía Blanca se encuentra este edificio construido a mediados de la década del 20 por Luis Salvadori, para alojar su empresa fundada en 1906, el primer almacén mayorista de la ciudad. La perspectiva del edificio desde la esquina opuesta, en diagonal, no deja de ser una evocación de uno de los grandes hitos de la historia de la arquitectura mundial: la Villa Savoye en Poissy, diseñada en 1929 por Le Corbusier.

General Paz y San Martín, Bahía Blanca, 1925 (gentileza Diego Salvadori)
Le Corbusier en Poissy, el símbolo por excelencia de la arquitectura moderna.
 La casa ubicada en las afuera de París, Francia, es considerada por los estudiosos una especie de "Partenón" del movimiento moderno, el lenguaje de la máquina tan buscado por los arquitectos modernos, la obra que reune los cinco principios de la arquitectura para el gran maestro suizo-francés. Un juego, un guiño, unas formas que evocan otras. Con todo respeto.

El que fuera depósito y oficinas de la firma Luis Salvadori, hoy sede de un multimedios, propiedad de la cuarta generación familiar

9 de julio de 2011

Construcciones a preservar

La idea de construir un edificio en altura en la actual playa de estacionamiento de la municipalidad tendría como costo significativo la demolición de una de las obras más antiguas del microcentro bahiense, erigida a fines del siglo XIX, donde funcionaran las primeras comisarías locales y el primer servicio sanitario municipal, base del actual hospital municipal. Sin dudas, por ser un bien propiedad del municipio, su mantenimiento y preservación aparece como fundamental a la hora de conservar aquellas obras que dan cuenta de nuestra historia, las huellas del pasado que nos permiten apoyan con más firmeza nuestras pisadas hacia el futuro.
La posibilidad de sacarle redito a ese terreno no pareciera ser adecuada en este caso. De ninguna manera un buen negocio inmobiliario debe estar por encima del cuidado de estos bienes.


La otra posibilidad es desarrollar algún proyecto que supiera respectar la construcción existente, aprovechando las ventajas que sobre el uso del centro libre de manzana otorgará el nuevo Código de Planeamiento Urbano, aunque en este caso habría que evaluar el impacto visual que generará sobre la fachada posterior del palacio municipal, aunque esas visuales ya se han perdido en su gran mayoría.


Como ejemplos de intervenciones sobre edificios históricos, acaso una de las más singulares sea la desarrollada por el arquitecto inglés Norman Foster en New York, para la Hearst Corporation. La tradicional firma norteamericana decidió construir su nueva sede en base a un edificio de última tecnología pero manteniendo hacia la calle el inmueble original de la compañía, una obra art déco levantada en 1928.
El resultado, extraño si se quiere, es una muestra de como resolver este tipo de situaciones, con un resultado particular pero que, en este caso, conformó al propietario y a las autoridades de la ciudad.

Hearst Tower, obra de Norman Foster en New York: un edificio de última generación emerge del interior del histórico inmueble art déco

6 de julio de 2011

Mercados de otros tiempos


 En 1961 se inauguró el Moderno Mercado Norte, en Zelarrayán 758, construcción típica de la época, cuando la irrupción de los denominados "Mercado Modelo" fueron sinónimo de modernidad en la materia. Así aparecieron, entre 1959 y 1965, varios de estos comercios, organizados con una galería central donde, a uno o ambos lados de la misma, se ubicaban los locales de negocios.


El Mercado Norte, "Para su comodidad y conveniencia", inauguró con "Las Delicias" --frutería de verdulería de Tirabasso y Persia--; Pescadería "Don Salvador", de Carlos Santin, "Pizzería La Blanca" --especialidad empanadas tucumanas--, Bar Americano y café al paso --de Isidro Sobejano-- y "Sal-Mar", vinos para el paladar, entre otros. El lugar es ocupado hoy por un salón de fiestas.

El local por estos tiempos

4 de julio de 2011

Fotos con historia


La imagen superior fue tomada el 24 de febrero de 1942. Se trata del momento en que la carroza f'unebre abandona la casona de la familia Coleman, en la primera cuadra de la avenida Alem, trasladando los restos de su mujer, María Emilia Labadié, para dirigirse a la Catedral Nuestra Señora de la Merced y participar del oficio religioso en sufragio del alma de la dama extinta. Nacida en Francia, Emilia llegó muy jóven a nuestro país, donde conoció a Arthur Coleman, con quien contrajo enlace en 1905, pocos meses antes de radicarse en nuestra ciduad. Estuvieron juntos durante 52 años. "Esa pérdida fue el golpe más cruel que he sufrido en mi vida", escribió Coleman en su libro "Mi vida de ferroviario inglés en la Argentina", publicado en 1949.
Pocos meses después del fallecimiento de su mujer, Coleman contrajo enlace con su cuñada. María Eufrasia Coleman, mujer que vivía con ellos de manera permanente.

Coleman en Versalles, París, con su mujer Emilia y su cuñada, Eufrasia.

2 de julio de 2011

El Mudo sin su sombrero

Posdata: El 4 de julio mutilaron la estatua, cortándole su oreja derecha.


Ocho días. Ese fue el tiempo que demoraron "manos anónimas" en realizar su primer acto vandálico contra la figura de Carlos Gardel colocada el pasado 24 de junio en la primera cuadra de calle O'Higgins. No fue un graffiti ni un golpe: le sacaron su sombrero. En un día de frío polar, la cabeza del Morocho quedó expuesta a la curiosidad de los paseantes. A despecho de lo ocurrido, el Zorzal mantuvo su sonrisa intacta, y ni siquiera se molestó en abandonar su distendido cuerpo para seguir disfrutando del paso de los bahienses.


Una semana después el Morocho recuperó su sombrero.

La ciudad que ni recordamos

Si bien es habitual pensar que la demolición de viviendas en Bahía Blanca comenzó en la década del 80, la realidad indica que fue a partir...