27 de mayo de 2009

La torre de una bodega

Con sus 19 metros de altura la torre de la ex bodegas Arizu de Bahía Blanca sigue siendo un hito en la zona de la estación Sud, rescatada en parte del olvido con la obra de prolongación de la avenida Cerri hasta calle Chiclana. Del histórico edificio que ocupara de la planta fraccionadora de vino quedan apenas unas cabriadas y unos pocos muros. Fue construido en 1943, como "natural consecuencia del volumen de ventas" que venía experimentando la sucursal establecida en 1935 en Bahía Blanca por la firma SA Viñedos y Bodegas Arizu, creada en Mendoza en 1907 por don Balbino Arizu.


Bodegas Arizu, foto de época

Aspecto del edificio, enero 2009
La obra se destacó por la construcción de 40 grandes piletas enterradas, de 4,25 metros de profundidad, con capacidad para almacenar hasta 1,2 millones de litros de vinos de distintas cepas. Todo el subsuelo contaba con una inquietante red de pasillos-calles iluminados con arcos fluorescentes. En la fábrica se ubicaba la planta fraccionadora con capacidad para producir 2 mil cajones de vino por día (unas 20 mil botellas) y disponía de sala de primeros auxilios, oficinas administrativas y hasta un taller mecánico propio para camiones y vehículos en general.

Vista del puente negro desde la terraza de la torre
Respecto a la torre que organizaba la planta, alcanza los 19 metros de altura, dividida en tres pisos por los cuales se realizaba la ditribución del vino filtrado, mientras que en el último nivel se ubicaba un tanque con capacidad para mil litros de agua. El elemento estaba coronada con una terraza que permite una "hermosa vista de la ciudad y parajes cercanos".

La terraza a 19 metros del piso, con vista hacia la avenida Cerri.

Ultimo tramo antes de llegar a la azotea, con una escalera exterior. Las cabriadas han sobrevivido al desguace.

Ventanales, vista hacia la escalera del puente negro.

Los piletones subterráneos antes de comenzar la obra de apertura de la avenida Cerri hacia Chiclana, enero 2009.
La empresa Arizu fue adquirida en 1978 por el grupo Greco. En 1981 dejó de fraccionar vino en Bahía Blanca y en 1987 cerró sus puertas.
Hoy poco y nada queda de esta obra que es propiedad de la familia Liberman, la cual, de acuerdo a algunas fuentes municipales, se ha comprometido a mejorar el lugar apenas se libre al servicio la nueva calle.

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Del tiempo aquel
La calle me lleva sin que se lo proponga...
Aminoro la marcha y con respeto me acerco.
Una bodega, otrora altiva y prestigiosa,
se presenta ante mí, vestida con hilachas
de un lejano apogeo.
Me enfrenta, como pidiendo asistencia...
La veo, pero no distingo bien sus formas...
No sé donde centrar mi mirada,
para poder imaginarla entera.
El esqueleto sigue fiel al pasado,
aunque se ha dejado atravesar
por las ramas de atrevidos árboles,
que no tienen en cuenta su historia.
Extraños mensajes se leen en sus muros.
Y en su suelo reina la anarquía,
entre escombros y yuyales...
Me acerco y observo que nadie me mire.
Apoyo mi oído en una pared a punto de caer...
Y para mi asombro, alcanzo a oír
algo similar a unos latidos...
Está viva...
Yace casi en ruinas, pero expectante...
La falta de ventanas le impide ver.
Entonces, decide mentirse una vez más,
y ordena a su torre que observe,
que otee el entorno y le cuente.
La torre la mira con ternura y complacencia.
Ella también está mal, pero la acompaña de pie.
Fiel a su amiga, le cuenta, lo que ella quiere oír.
"Veo varios carros esperando la llegada del tren,
y el sudor de caballos fatigados esperando el relevo.
Familias con niños que corren a la estación
con gran cantidad de bultos y rezongos.
Suena el silbato de un guarda
y se mezclan los vapores de las máquinas.
La fuente cercana nos regala el transcurrir de su agua
y mengua el calor de los animales.
Aquí enfrente, aguarda el nuevo turno para entrar.
Hombres y muchachos, ropa de fajina, el alboroto de cada día.
Más allá, fondas y cantinas cargadas de gente de paso.
Los burdeles aguardan su hora,
y el farol al compadrito de turno.
Aquí cerquita, en el puente, lo de siempre,
amores calladitos y apretados...
Un puesto de flores, y un diariero acostado
sobre el diario que no vendió..."
......................................................................
Ella suspira...y sonríe con tristeza.
Sacude los pájaros de sus cabriadas
e insiste en que me vaya,
para gritar, desde su torre, el último adiós.


María Isabel Díaz,
Bahía Blanca, noviembre de 2010

9 comentarios:

LUCIANO dijo...

Solo esperemos que las "mejoras comprometidas" no sean como las de la ex "Galería Peuser", y mucho menos como las que le hicieron a la ex "New London"...

musiquita dijo...

¿Acaso incentivas a esos pequeños niños a seguir tu camino de Sherlock Holmes arquitectónico? Seguinos instruyendo Marito!!

Mario Minervino dijo...

M querida, ellos viven eso como una aventura...gracias por participar.

Rocío dijo...

Gracias Mario por tantas cosas interesantes y desconocidas. Ni te imaginas las inquietudes que podes despertar en quienes leemos este blog.
Saludos.

Anónimo dijo...

Es lamentable que un edificio de estas proporciones no se haya utilizado para algo más productivo, luego del cierre de las bodegas. Un museo... algo. Así también esta gente es dueña de otros edificios y por lo visto solamente le interesa poseer...

Anónimo dijo...

http://www.flickr.com/photos/leopoldoveres/3155018715/in/set-72157612062214136/

Victor Diez dijo...

Heroes de las catacumbas
Mario: estoy viendo la tercera foto en orden de aparición que tenés publicada en el tema de la Bodega Arizu. Veo que al costado de la escalera que asciende al llamado Puente Negro, cerca del paredón, hay una descarga de pedregullo o algún material parecido. Bien, en ese lugar, seguramente debajo de la descarga de los áridos, había una tapa de piedra. Cuando éramos niños, diríamos 10 u 11 años, ibamos a ese lugar muy a menudo, y la tapa, cuadrada, de unos 80 centimetros de lado, estaba rota y dejaba ver el orificio. Deberia tener una profundidad cercana a los 3 metros, por el que se bajaba por una escalerilla con peldaños en U de hierro fijados sobre uno de los laterales. El lugar debía ser el acceso a un conducto pluvial hecho vaya a saber cuando. Ya sobre el piso, muy húmedo, cubierto por esa especie de arenilla propia de los arrastres del agua, la escena se ponía bastante oscura. Si mal no recuerdo desde el lugar se veían dos grandes conductos, uno que tomaba rumbo hacia la avenida Parchappe, es decir que cruzaría por debajo la playa de maniobras de la estacion del Sud y el otro tenia rumbo hacia el sur, es decir para el lado donde estaba la estacion Rosario. Por supuesto nuestra aventura se termina a escasos dos metros de internanos hacia ambos conductos porque la oscuridad se hacia plena. Pero siempre estaba el mas valeroso de la barra que no se cansaba de repetir que él habia atravesado el tunel y que habia salido, de nuevo a la luz, en proximidades del puente de calle Provincias Unidas frente a la vieja estacion del Rosario. Al relato, obviamente se incorporaban una serie de peripecias, como por ejemplo que a mitad de camino se tenia que sortear un fuerte chorro de agua hirviendo y demas desafíos que acrecentaban la figura del pequeño héroe.Por supuesto que todo esto formaba parte del imaginario de aventuras de niños que por aquellos años, cuando todavia no estaba entubado el arroyo Naposta, podiamos andar por todos estos lugares sin ningun peligro, peligros definidos tales como los que abundan actualmente, a pesar que el cobertizo que formaba la escalera, periodicamente servia de albergue circunstancial para que algun que otro "croto" pasara algunas noche alli. Los crotos eran absolutamente inofensivos, salvo que nosotros hiciesemos mucho bochinche y los sacáramos de sus insondables pensamientos.

Anónimo dijo...

Mario, ¿sabrás quién es el dueño del local al lado del puente negro? ¿Hay proyectos a desarrollarse en la zona de Parchappe y ex bodegas Arizu?

Mario Minervino dijo...

El dueño es Liberman, pero hasta ahora no hay un proyecto que yo conozca. Saludos.

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