24 de marzo de 2009

Casas que se van



Sarmiento era una modesta calle de tierra cuando a principios del siglo pasado comenzaron a construirse modestas casas de barrio, muchas de ellas resueltas desde la simpleza del ladrillo expuesto, esperando acaso la posibilidad de un revoque que resalte alguna moldura y de un toque de distinción a la fachada. Aquella calle de tierra que conducía a la loma y luego a Aldea Romana es hoy una de las avenidas que más ha modificado su fisonomía. Cada casa entonces pasó a ocupar terrenos de alto valor en el mercado inmobiliario, con el consiguiente riesgo de demolición. El amigo Héctor Herro ha enviado en este caso el detalle de esta vivienda de calle Sarmiento al 1.200 que, primero, resignó un añoso ejemplar de paraíso ubicado en su vereda y, por estos días, aparecieron los reconocibles paneles-cercos que anuncian una inminente demolición. Quizá se diga que es una obra con escaso valor arquitectónico, lo cual es una apreciación cuanto menos liviana. Ha tenido firmeza y utilidad, dos de los principios básicos de una obra de acuerdo a la óptica de Vitruvio, y también belleza, desde su honestidad barrial, sus materiales puros, su textura y su simpleza. Es una casa que se va. Cuyas paredes delimitan un espacio interior donde se han cobijado historias, generaciones, silencios y esperas. Es de alguna manera la ciudad que desaparece para dar lugar a una nueva, que curiosamente lleva el mismo nombre que la anterior, y que aspirar a no morir sostenida por la memoria de la gente.


La casa allá por 1920. Hasta hace unos años fue ocupada por Floreal Botas y como puede verse siempre tuvo tapiada lapuerta (foto gentileza José Marcilese)


Los primeros síntomas del adiós.


La casa en los últimos días.

Cuando todavía estaba el maltratado paraíso.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hay dos formas de vivir...dejando huella o simplimente verla pasar...a las casas, como a las personas, le ocurre lo mismo...si hubo impronta serà preservada fisicamente como las que logran catalogarse, o sino simplemente, se acordaràn de ella cuando transita sus ultimos dìas, como aparentemente demuestra la mencionada en èsta pàgina.

Catimun dijo...

Estimado Mario, te escribo para contarte que acabo de descubrir tu blog, y que leerlo me transladó inmediatamente a la Bahía que miles de veces mis viejos me relataron. Hace un tiempo volví a Bahía, después de 7 años de andar por otros pagos...
Estoy tratando de reencontrarme con
Bahía, mirarla con otros ojos... Gracias por el aporte a esa búsqueda desde tus "Reflexiones Urbanas". Saludos de Catalina.
Pd: Ya mis viejos andan también en la navegación de tus páginas!!!! Fue lindo compartirlas con ellos!!!!!

Mario Minervino dijo...

Catalina, muchas gracias por tus palabras. Me genera mucha alegría que este espacio también sirva para compartir algunas cuestiones con la gente querida. Besos.

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